Estrategias para reducir el calor y mantener frescas a las vacas
¿Sabías que hay cuatro métodos diferentes para reducir el calor en las vacas? Así es: la conducción, la convección, la evaporación y la reducción de la radiación. Los dos métodos más utilizados son la refrigeración por evaporación y la reducción de la radiación, ya sea del ambiente o de la vaca. Las vacas lecheras de alta producción pueden generar más de 6330 J (6000 BTU) de calor por hora, por lo que es esencial mantenerlas a una temperatura óptima.
Estrategias para reducir el calor
La primera estrategia, y también la más sencilla, que los productores de leche deben utilizar para reducir el calor consiste en reducir la radiación solar. Si el vacuno de leche se encuentra en un establo con tejado, se recomienda orientarlo en dirección este-oeste. De esta forma se contribuye a mitigar los efectos del sol tanto al amanecer como al atardecer. Los toldos que proporcionan sombra pueden ser otra opción para reducir la radiación solar. En las granjas lecheras al aire libre, por ejemplo, pueden utilizarse estructuras metálicas o de tela. Las granjas lecheras con lotes abiertos que proporcionan sombra a los animales aumentaron la producción de leche en 6 litros (14 libras) por vaca y día, según datos de NOVUS C.O.W.S.® en 2022.
Otra estrategia eficaz para reducir el calor es utilizar agua y ventiladores para refrigerar por evaporación, ya sea enfriando el entorno o aumentando la evaporación rociando agua sobre la piel de las vacas (Ortiz et al., 2015). Las investigaciones en seres humanos han demostrado que la cantidad de calor que disipa un cuerpo sumergido en el agua es casi 26 veces mayor que cuando el cuerpo está expuesto a una temperatura similar del aire. Incrementar la frecuencia de rociado de agua y el flujo de aire suplementario puede aumentar la disipación del calor entre dos y ocho veces (Hillman et al., 2001), lo que constata la importancia del agua para garantizar una refrigeración eficaz en estos animales.
La refrigeración evaporativa aplicada al aire que entra en un establo ha demostrado ser eficaz para reducir la temperatura ambiental y el índice de temperatura y humedad (ITH), especialmente en climas cálidos y áridos. Si la humedad relativa supera el 70 %, resulta más difícil reducir el ITH. Para enfriar el aire se pueden emplear sistemas de nebulización o de agua que circula a través de celdas de enfriamiento en la entrada del establo. En ambientes con una humedad elevada, pulverizar agua sobre las vacas, combinado con el enfriamiento por evaporación, puede reducir la frecuencia de respiración y disminuir las temperaturas vaginales (Harner et al., 2003).
Los investigadores también han estudiado la refrigeración conductiva en vista del coste de la energía y la escasez de agua. Para ello, han utilizado intercambiadores de calor enterrados bajo la superficie del lecho (Ortiz et al., 2015) y lechos de agua refrigerados (Bastian et al., 2003). En un estudio llevado a cabo recientemente se evaluaron cuatro estrategias de refrigeración en las que se tuvo en cuenta tanto el agua como la energía. El uso de esteras de refrigeración conductoras resultó ser la estrategia más eficiente desde el punto de vista energético. Sin embargo, cuando la temperatura superaba los 30 °C (86 °F), fue necesario complementarlas con ventiladores y sistemas de pulverización adicionales. De los cuatro métodos utilizados, se observó un mayor aumento de la frecuencia de respiración al aplicar aire enfriado y en los dos tratamientos con pulverización de agua y ventiladores (Drwenke et al., 2020). Asimismo, se ha demostrado que la arena es más eficaz para mantener frescas a las vacas que el estiércol seco y las virutas (Cummins, 1998; Ortiz et al., 2015).
Cuellos de botella y soluciones para reducir el calor
En una instalación, la zona de estabulación es probablemente el lugar más caluroso para una vaca. En ella, a pesar de proporcionar espacio adicional y una refrigeración adecuada con ventiladores y sistemas de pulverización, la reducción de la temperatura corporal interna de la vaca es solo marginal (Nordlund et al., 2019). Para mejorar la ventilación, se recomienda utilizar un flujo de aire de 8 km/h (5 mph) en las zonas de estabulación. También puede resultar útil inclinar los ventiladores alrededor de 45 grados para favorecer el flujo de aire entre las vacas. Además, el sistema de pulverización debe rociar gotas grandes de agua siguiendo un patrón superpuesto.
Otra estrategia para reducir la exposición al calor en la zona de estabulación es limitar el tiempo que las vacas pasan en ella o en tránsito hacia o desde la sala de ordeño. No es necesario llevar a las vacas a la zona de estabulación una hora antes del momento del ordeño efectivo; el tiempo recomendado fuera del corral debe ser inferior a 3,5 horas al día (datos del programa NOVUS C.O.W.S.®, 2022).
En los corrales, la sobrepoblación incrementa la carga térmica y reduce la eficacia de los ventiladores, lo que afecta a todas las vacas. Los corrales de alta producción en las regiones del medio oeste, noreste, sureste y noroeste del Pacífico superan en promedio el 110 % de la densidad de estabulación, independientemente de las filas que haya en el corral (datos del programa NOVUS C.O.W.S.®, 2022).
Durante épocas de estrés por calor, la ingesta de agua puede aumentar un 21 % como consecuencia de la mayor necesidad de refrigeración por evaporación (Collier et al., 2019). Sorprendentemente, solo el 26 % de los corrales evaluados en las granjas lecheras de EE.UU. cumplían con el espacio de agua recomendado de 9 cm (3,5 pulgadas) lineales por vaca. A fin de garantizar que las vacas dispongan de suficiente agua limpia y fomentar su ingesta, se recomienda limpiar los bebederos de dos a tres veces por semana.
Sin embargo, hay una estrategia eficaz que a menudo se pasa por alto para combatir el calor: mantener y limpiar los equipos. Los ventiladores de los establos suelen acumular polvo, tener las correas flojas o incluso no funcionan. Eliminar la suciedad acumulada puede mejorar la eficiencia en hasta un 50 %. También es importante verificar que los pulverizadores tengan todas sus boquillas en buen estado, ya que si falta alguna, la presión de los demás cabezales puede aumentar.
Si deseas obtener más información sobre la importancia de gestionar el estrés por calor en el vacuno de leche, ponte en contacto con un experto del programa C.O.W.S.® de NOVUS hoy mismo.
Bastian, K. R., K. G. Gebremedhin, and N. R. Scott. 2003. A finite difference model to determine conduction heat loss to a water-filled mattress for dairy cows. Transactions of the ASAE, 46:3, 773.
Collier, R. J., L. H. Hall, L. H. Baumgard, R. B. Zimbelman, and Y. Xiao. 2019. Feed and water intake of heat stressed cattle. Western Dairy Mang. Conf. 14:56-62.
Cummins, K. 1998. Bedding plays role in heat abatement. Dairy Herd Management, 35, p.20.
Drwenke, A. M., G. Tresoldi, M. M Stevens, V Narayanam, A. V. Carrazco, F. M. Mitloehner. T. E. Pistochini, C. B. Tucker. 2020. Innovative cooling strategies: Dairy cow response and water and energy use. J. Dairy Sci. 103:5440-5454.
Harner, J. P. J.F. Smith, A. K. Hammond, and W. F. Miller, W.F. 2003. Effect of soaking and misting on respiration rate, body surface temperature, and body temperature of heat stressed dairy cattle. Kansas
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Hillman, P. E., K. G. Gebremedhin, A. Parkhurst, J. Fquay and S. Willard. 2001. Evaporative and convective cooling of cows in a hot and humid environment. Pages 343-350 in Livestock and Environment VI: Proceedings of the 6th International Symposium May 21-23, 2001, Louisville, KY. ASAE.
Novus International, Inc., 2022 C.O.W.S.® Program assessment data, available upon request.
Ortiz, X. A., J. F. Smith, R. Rojano, C. Y. Choi, J. Bruer, T. Steele, N. Schuring. J. Allen and R.J. Collier. 2015. Evaluation of conductive cooling of lactating dairy cows under controlled environmental conditions. J. Dairy Sci. 98:1759-1771.